Y es que este té es sencillamente así, una delicia, el aroma de la fresa, con la suavidad de la manzanilla romana y la dulzura del chocolate blanco, una combinación que contrasta con el té negro y se equilibra. No sin razón es uno de los favoritos.
Es un té para tomar en compañía, para disfrutar a media tarde y compartir, o para degustar mientras se lee un buen libro.
Aunque admite bien la leche, yo prefiero recomendarlo solo, ya que el toque de la mazanilla y el chocolate blanco en la leche quedan desdibujados.
Preparación, con el agua a 100º dejar infusionar de 3 a 5 min.