El té del desayuno por excelencia, siempre ha estado conmigo, aunque no fuera a la hora del desayuno cuando entraba en escena necesariamente, digamos que era algo así como el té de base, el que no podía faltar nunca, el remedio para casi todos los males; por lo que siempre había algo en casa, ya fuera en hojas sueltas o en bolsita, aunque estas eran el último recurso, cuando ya no quedaba nada más de lo que echar mano.
Sinceramente, no sé a que inglés se le ocurrió mezclar los diferentes tipos de tés que dan como resultado este blending tan archiconocido, me pregunto si sería una especie de alquimista del té buscando el sabor de los sabores, o simplemente buscaba algo para desayunar y tuvo que recurrir a los restitos de los botes, cosa que no es criticable, todos nos hemos visto alguna vez raspando el fondo de algún cacharro, muy concentrados, como si fuera a obrarse de nuevo el milagro de los panes y los peces, o a salir petroleo de repente; en cualquier caso, se originó un té gracias al que medio occidente se espabila por las mañanas. No voy a decir que los lunes sean menos lunes, ni que el sol brille más, pero pone las pilas de una manera más que eficiente con ese sabor sólido y ligeramente picante, es un té funcional, práctico, sobrio, con una infusión brillante y oscura; y por todo eso no puedo dejar de adorarlo, me gusta como huele, una aroma intenso, sin adornos pero capaz de emocionarte si lo dejas.
Cómo ya he dicho, para mi no es necesariamente un té de desayuno, puede ser y es, un compañero perfecto de media tarde, eso si, trae amigos, porque me cuesta concebirlo sin unas galletas, una tostada con mermelada, unas pastas, o una onza de chocolate, es golosete el condenado, y yo más.
¿Solo, con leche o con limón? Yo, con leche sin duda, una nube de leche que echo muy despacio mientras veo como se va disolviendo y formando dibujos en la infusión, me quedo mirando la taza hasta que se mezclan del todo e intento no revolverlo, pequeños placeres que son muy grandes y una que tiene unas manías un tanto particulares.
Después de todo esto, sólo me queda una opción, prepararme uno, no sin antes deciros que nos vemos en la próxima taza y que si no habéis probado aún un english breakfast, de verdad, no sé a que esperáis, no encontraréis una excusa mejor para una merienda a media tarde, palabrita.